El lunes 20 de abril de 2017, a las 11.29
horas, empezó la primavera de 2017. Durará 92 días y 18 horas,
hasta el inicio del verano el 21 de junio a las 6.24 horas. El inicio
de la estación tiene lugar en el día en que la duración del día y
la noche prácticamente coinciden en cualquier punto de la Tierra, lo
que se denomina equinoccio de primavera en el hemisferio norte. En
este instante en el hemisferio sur se inicia el otoño.
A partir de este lunes
las horas de luz del día se alargarán más rápidamente. El Sol
saldrá por las mañanas casi dos minutos antes que el día anterior
y por la tarde se pondrá un minuto más tarde. Así, el tiempo en
que el Sol está por encima del horizonte es de casi tres minutos más
cada día.
¡La primavera “la
sangre altera”! Se aleja lentamente el frío del invierno.
Llega el primer día de la primavera y el sol comienza a calentar de
verdad. Las flores estallan en colores y los pájaros comienzan sus
frenéticos cortejos, mientras hacen sus nidos. El secreto está en
la luz. Los animales vivimos bajo un ciclo regulado por muchísimos
factores. Pero la luz juega un papel fundamental en el mismo. La luz
es el "disparador" que señala la llegada de la primavera
en nuestro cuerpo. Y lo hace regulando la segregación de una hormona
llamada melatonina. La melatonina es la "relojera"
fisiológica, ya que se encarga de regular el reloj interno, también
conocido como ritmo circadiano. Esta hormona se produce en el
hipotálamo y se modula por la cantidad de luz que recibimos. Esta
hormona a su vez comienza a controlar el ritmo de otra decena de
ellas.
¡Alergias, el gran
enemigo! Si algo hay que temer durante la primavera es a las
alergias. Al menos quienes las padecen. Las alergias provocan
numerosos problemas respiratorios en todo tipo de personas. Es normal
que se agraven en estas fechas debido a una cuestión muy sencilla:
el polen. Si hay seres vivos caracterizados por estar "dominados"
por los ciclos estacionales, esos son las plantas. Y en esta época
comienza la liberación de polen que permitirá que se reproduzcan.
El sol y, sobre todo, el calor, produce la "eclosión" de
vida reproductiva en las plantas. Las flores no son más que una
manifestación de ello. Pero estas no son las más peligrosas. Los
alérgicos han de temer sobre todo a las minúsculas gramíneas, cuyo
polen es un polvo micrométrico que no se ve pero que está flotando
por todas partes en esta época. Otros árboles como los olivos o los
pinos también liberan una cantidad abrumadora de polen al aire. Este
permanecerá flotando durante toda la estación hasta cumplir su
cometido o se perderá en la tierra y el agua. Y mientras tanto,
provocará un serio malestar a un cuarto de la población mundial
(más o menos).
Nos guste o no, nadie se
libra de la primavera y sus efectos, ya sean estos buenos o malos.
