El conjunto de prácticas
que podemos agrupar bajo la denominación de palo canario, se basa en
una esgrima entre dos jugadores con un palo en las manos. En
cualquier caso, los juegos de palo y garrote o lata son dos
actividades que debemos a los aborígenes canarios y que fueron
consecuencia de la evolución de actividades bélicas.
La diferencia entre las
modalidades de juego existentes viene determinada por el tamaño del
palo, distinguiéndose tres modalidades: palo chico, palo mediano y
garrote o palo grande.
La primera noticia sobre
el uso de palos, por parte de los aborígenes, la encontramos en la
crónica bethencouriana (1402), y hace referencia a los bimbaches, o
pobladores de la isla de El Hierro «(...) y los
hombres llevan grandes lanzas sin hierro, (...)».
Existen dos referencias,
de las cuales podemos deducir el carácter lúdico del juego del
palo; la primera se debe a Antonio Cedeño, soldado a las órdenes de
Juan Rejón, y que escribió una controvertida crónica en 1478:
«El día
que celebraban la boda, (...), la llevaba a su casa la mujer i hacian
grandes comidas y juegos: (...); hacian un general torneo de palillos
o varillas pintadas de colorado con sangre de drago; (...)».
La segunda se debe a
Leonardo Torriani, ingeniero cremonés que escribió una Historia de
las Islas en 1590 y que dejó un documento valiosísimo: un dibujo de
dos canarios en una plazoleta en una especie de ritual con varas de
mediano tamaño.
«Cuando
dos canarios se desafiaban a duelo, iban al lugar señalado para
ello, que era una plazoleta alta, que en cada extremo tenía una
piedra llana, grande tan sólo cuanto podía mantenerse encima de
ella un hombre de pie. Primeramente cada uno de ellos se ponía
encima de su piedra, (...) con el bastón llamado magodo y amodeghe.
(...) Después bajaban en tierra y se enfrentaban con los magodos,
esgrimiendo y buscando cada uno su ventaja (...)».
Otro de los factores que
distinguimos para justificar el ludismo en el juego del palo aborigen
es su incorporación a las fiestas, de lo cual tenemos referencias en
bodas y en la fiesta del Beñesmen.
Del resto del uso del palo con un carácter lúdico poco conocemos, y
menos aún lo que significó la transculturización de esta
actividad.
El palo siempre ha ido
asociado a unas funciones determinadas, que podemos resumir en
defensa, manejo de animales y apoyo para deambular por los caminos y
barrancos.
Las diferencias que
encontramos en los juegos que tienen en común un palo vienen
determinadas por el tamaño de este y por la forma de entenderlo y
enseñarlo. Respecto al tamaño, se distinguen tres tipos: palo
chico, corto o macana; palo mediano o vara; y palo grande, lata,
astia, lanza o garrote. En lo que concierne a la forma de entender el
palo, se ha transmitido a través de escuelas, que han conservado
también sus propias técnicas.
El juego del palo es, en
definitiva, una esgrima, cuyo espacio está definido por los
jugadores, compuesto por un conjunto de técnicas rápidas que lo
hacen muy vistoso, y que no posee una forma explícita de
terminación, viniendo ésta determinada por el control del hombre de
respeto u hombre bueno, o bien por resultar evidente para los
practicantes quién es superior.
Las dimensiones y
características del palo varían según sea chico, vara o garrote.
Para Ossorio el palo corto es el que va desde el suelo hasta la mano,
o bien el que puede ser escondido. El palo mediano o vara es aquel
que va desde el suelo hasta el corazón, o como máximo hasta la
barbilla del jugador. El palo grande, garrote, lata, astia, asta o
lanza, siempre supera la altura del individuo, oscilando entre dos y
cuatro metros. Las maderas con las que se preparan los palos han de
ser enteras, y pueden ser de los siguientes árboles: la sabina,
paloblanco, acebuche, mocanero, tarajal, eucalipto, aceviño,
almendrero amargo, etc., pero sobre todo el membrillero (...) los más
aceptados por su resistencia y ligereza. La forma de los palos
también difiere: el palo chico es grueso como el palo grande,
terminando a veces en una acentuación de su grosor; el palo mediano
consta de dos partes: trozo (de donde se agarra) y punta, que es el
más estrecho; el palo grande es uniforme, alcanzando un grosor
equivalente a dos dedos de la mano.
Los buenos jugadores de
palo suelen ser aquellos que no se desplazan, o lo hacen poco, y
utilizan técnicas efectivas y no movimientos preestablecidos,
rayando más en la danza, que es la ejecución del jugador inexperto.
En el palo mediano o vara es muy espectacular oír silbar el palo
cuando se desplaza. El juego del palo es una práctica vertiginosa,
que hace introducirse poco a poco a los contendientes y necesita la
presencia del hombre bueno. Esta figura no está institucionalizada,
pero es conveniente su presencia, ¿cuándo?, esto lo sabe el
maestro, o los asistentes ocasionales. Como hemos tenido ocasión de
escuchar a Ossorio, el hombre de respeto es para cuando los palos se
calientan... En pura esencia, debemos afirmar que es juego porque los
jugadores intentan marcar y no golpear; en este control reside el
componente lúdico.
JUEGOS
TRADICIONALES CANARIOS
Vicente
Navarro Adelantado
Adelto
Hernández Álvarez
