jueves, 1 de diciembre de 2016

30 de Noviembre


La fecha elegida por los bodegueros canarios para la apertura de las bodegas para catar los nuevos caldos, es la del 30 de noviembre, día de San Andrés, Santo por el que muchos isleños sienten gran devoción. ¿O será a la cita obligada a las bodegas con los amigos y allegados para “dar el visto bueno” al vino nuevo? Se dice de San Andrés, que le gustaba tanto el vino (se le considera el Baco de los cristianos), que llegó tarde el Día de Todos los Santos, el primero de noviembre, y fue castigado a celebrar su día a final de mes, el 30.
Los que más devoción profesan a San Andrés, son los bodegueros de la isla de Tenerife. Ya sabemos como presumen (y con razón) de contar con una bodeguita particular en la que atesorar el caldo que dan las uvas cuidadas durante todo el año en las no menos cuidadas tierras tinerfeñas.
De Norte a Sur, todas las bodegas de Tenerife tienen a sus visitantes y sus buenas comidas: garbanzas, carne-fiesta, pescado salado, castañas... Y música de parrandas. Con suficiente antelación son invitados los mejores parranderos de la isla a probar los vinos de las cientos de bodegas repartidas por toda la isla. Éstos, los tocadores y cantadores, se tienen que organizar para estar en varias bodegas la misma noche, para no quedar a mal con nadie. Y claro, nos podemos imaginar cómo se termina. De parranda durante varios días.
Fiesta de las Tablas de Icod de los Vinos
Cada 29 y 30 de noviembre el pueblo de Icod se arrastra sobre tablas. La tradición surge por el antiguo trabajo de la madera. Los animales de carga transportaban una persona que iba colocada en la parte posterior de los tablones y que dirigían la madera ayudados de unos remos de faya (haya) o brezo, que les servía para frenar al final del trayecto, esquivar las piedras o dar mayor velocidad, recorriendo desde la zona alta del Amparo hasta el mar. La tradición sigue más viva que nunca y cada año cobra más fuerza y protagonismo. No es una fiesta religiosa y si una celebración de carácter lúdico aunque coincide con San Andrés y la apertura de las bodegas.
Las tablas, de distintas dimensiones se elaboran normalmente en madera de tea, cubriéndolas de grasa para que alcancen más velocidad durante el arrastre. El origen de la fiesta de las Tablas se sitúa muy posiblemente en el siglo XVI, época en la que existió un aserradero en las zonas altas de Icod, desde donde se bajaba la madera rodando hasta llegar al muelle de San Marcos para la fabricación de embarcaciones.

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