martes, 21 de noviembre de 2017

Garachico

La Villa y Puerto fue fundada a finales del siglo XV, por el banquero genovés Cristóbal de Ponte. Los siglos XVI y XVII constituyeron la época dorada de la historia de Garachico. La prosperidad económica del lugar se basó en la consolidación de su rada, sobre todo durante el siglo XVI, como puerta principal de Tenerife, con tráficos comerciales con Europa, América y África. Durante el siglo XVII, a pesar de la creciente rivalidad de otros puertos insulares como el de La Orotava o el de Santa Cruz de Tenerife, continuó como puerto destacado, especialmente en el comercio entre Canarias y América.
Al calor del auge portuario se produjo el paulatino desarrollo urbano y pronto comenzó el trazado de calles y plazas y la construcción de edificios de toda índole. A finales del siglo XVII existían en el lugar dos iglesias, un hospital, un castillo, cinco conventos, varias ermitas y ricas casonas. Sin embargo no todo fue esplendor y varios episodios trágicos, especialmente durante el siglo XVII, perjudicaron la existencia de esta urbe dinámica y cosmopolita: furia del mar en 1559, epidemia de peste entre 1601 y 1606, aluvión en 1645, plaga de langosta en 1659 y graves incendios en 1692 y 1697. Garachico pudo recuperarse, gracias a su poderío económico, de todas estas catástrofes. No ocurrió lo mismo después de la violenta erupción volcánica del 5 de mayo de 1706 que acabó con su preponderancia portuaria. La magnitud del suceso conmovió a los habitantes de entonces y marcó para siempre a sus descendientes. La febril y rentable actividad comercial dio paso a una insignificante economía basada en la agricultura y en la pesca. El empobrecimiento de la población obligó a mucha gente, a lo largo del todo el siglo XIX y buena parte del XX, a emigrar a América en busca de mejor suerte. A finales del siglo XIX, coincidiendo con la implantación y desarrollo del cultivo del plátano, recuperaba su actividad económica en el ámbito de la navegación interinsular. En las últimas décadas han mejorado las perspectivas de futuro y un nuevo proyecto ha venido a reavivar la tradición portuaria.
Garachico es hoy uno de los núcleos históricos más importantes de Canarias. El rico patrimonio histórico-artístico heredado del pasado y el especial cuidado que se ha tenido en su conservación, le valieron la concesión, en 1980, de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. El respeto a ese legado ha hecho posible que Garachico se nos presente en la actualidad como una valiosa muestra del arte en Canarias, particularmente del urbanismo y de la arquitectura tradicional del Archipiélago. Por ello, la trama urbana de la capital municipal fue declarada por el Gobierno Canario, en febrero de 1994, Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico. La economía del municipio se fundamenta en el pequeño comercio, turismo, restauración y agricultura.

Más información en: http://www.garachico.es/

miércoles, 8 de noviembre de 2017

EL ESPAÑOL HABLADO EN CANARIAS

Introducción: La modalidad lingüística hablada en Canarias se inscribe en el llamado espa­ñol atlántico o meridional. Nuestra variedad forma grupo común con el anda­luz, y con el español de América. El castellano se implanta en Canarias a lo largo del siglo XV y primeros años del siglo XVI, una vez se consuman la conquista y colonización de dicho territorio por parte de Castilla. De modo que ha sido la virtual identidad de los procesos de anexión lo que explica las muchas analogías que presenta el español de las Islas con el de Ultramar. Esas analogías, de forma más concreta, se deben a los siguientes hechos:
1. Coincidencia en las fechas de la conquista y colonización.
2. La misma procedencia geográfica de los colonos.
3. La relación secular y sostenida entre Canarias y América.
Conviene aclarar que el español canario presenta una notable diversi­dad o polimorfismo, como corresponde a una región físicamente fragmentada y como corresponde también a unos condicionantes naturales y culturales no siempre homogéneos en el transcurso de su joven historia. Por eso se habla de “hablas canarias”.
Rasgos fónicos: Lo que de verdad interesa comentar en este apartado se refiere a las consonantes:
1. Seseo generalizado. Este rasgo se da con carácter genérico en Canarias en todos los hablantes. La ausencia del fonema zeta ha determinado una pronun­ciación particular de la s.
2. Aspiración de la s en final de sílaba. Es prácticamente general, con excepción de lo que sucede en la isla de El Hierro. En la isla de Gran Canaria, cuando la s va seguido de b, d, y g se produce una pérdida de dicho elemento.
3. Pronunciación relajada de la j o g.
4. Presencia del yeísmo. La ll se pronuncia como y.
5. Pronunciación sonorizada ch.
Los rasgos hasta aquí considerados se registran en todo el espectro socio­cultural de hablantes. Hay, sin embargo, algunas otras particularidades que se reducen a grupos sociológicos más específicos. Por ejemplo, la confu­sión r - l (Cardero en lugar de caldero) Otro tanto sucede con la pronunciación aspirada de la r ante n y l (cah­ne por carne).
Rasgos gramaticales: Hay muchas pero la mayor parte de las mismas se limita al pronombre y al verbo.
Sistema pronominal:
1.º) Ausencia de vosotros y formas adjuntas. Se sustituye por ustedes. El paralelismo con América vuelve a ser aquí evidente. Conviene aclarar que el pronombre vosotros y el uso de vos por os o el de alguna forma verbal constituyen un rasgo tradicio­nal de algunas zonas del Archipiélago. En concreto, en la isla de La Gomera y, antiguamente entre personas de edad avanzada, en puntos de Te­nerife y La Palma, el fenómeno presenta todavía una apreciable vitalidad.
2.º) Ausencia de leísmo, laísmo y loísmo. Frente a lo que ocurre en la Penín­sula y más concretamente en Castilla, en Canarias, como también sucede genéricamente en América, los pronombres personales átonos implicados en estos fenómenos se emplean a la manera etimológica: lo, los, la, las como complementos directos y le, les como complementos indirectos.
Sistema verbal:
1.º) Empleo preferente del pretérito indefinido. Es una singularidad gramatical compartida por bastantes modali­dades americanas, es un arcaísmo y procede del español preclásico. En Canarias el tiempo verbal triunfante ha sido el pretérito simple o indefinido, el pretérito también llamado perfecto no se usa aquí, como en cas­tellano.
2.º) Sustitución de las formas propias del imperativo. En el imperativo, ade­más de la no presencia de las formas de segunda persona del plural, es muy común - pero no exclusiva - la sustitución de las formas propias por las del presente de indicativo ("me compras el periódico", "me traen los trabajos en un sobre cerrado").

Los restantes fenómenos verbales destacables de nuestro archipiélago no suelen afectar a todos los hablantes, sino a los usuarios del nivel popular. Entre ellos sobresalen algunos casos de asociación analógica (como usar lle­guemos por llegamos o póngamos por pongamos). Tales peculiaridades, ca­talogadas expeditivamente en muchos manuales como vulgarismos gramati­cales, no son, como es sabido, privativas de esta o aquella modalidad hispá­nica.
Rasgos léxicos:
1.ª) Portuguesismos. El importante asentamiento de colonos portugueses en nuestras islas hasta el siglo XVII, vinculado a los oficios de marineros, azucareros, agricultores,..., propició la incorporación de un nutrido contigente de voces de procedencia lusa: enchumbar, magua, liña, leito, em­borrallarse, maresía, engodar, perlujo, ...
2.ª) Americanismos. Los contactos históricos con América han supuesto, como en otras parcelas de la cultura, una influencia en las dos direcciones. Por eso es a veces difícil saber si determinadas palabras compartidas partieron de una orilla o de la otra del Atlántico: papa, guagua, guataca, gua­najo, gandola, bemba, machango, sambumbiar, etc.
3.ª) Guanchismos. La acción conquistadora y colonizadora, como ocurre por norma en estos casos, eliminó una parte importantísima de los bienes cultu­rales de los pobladores prehispánicos de Canarias. Sin embargo, asociado a determinadas parcelas, particularmente a la ganadería caprina y a la botáni­ca, ha quedado, excepción hecha, claro es, de los nombres propios toponími­cos, un puñado estimable de voces de este origen: baifo, tafor, tajorase, taji­naste, tagasaste, tabaiba, tedera, gofio, tagora, ...
4.ª) Arcaísmos. El hecho de constituir Canarias un área marginal a la que, por consiguiente, las irradiaciones innovadoras procedentes de las zonas centrales llegan con retraso, ha significado que se haya mantenido en las Is­las una serie de voces y acepciones ya desaparecidas o muy languidecientes en la Península. Mu­chos vocablos genuinamente castellanos conservan entre nosotros un vigor indiscutible, que contrasta con su agónica presencia peninsular. Es el caso de voces como bravo ‘furioso’, curioso ‘cuidadoso, higiénico’, demorarse ‘tar­dar, retrasarse’, liviano ‘ligero’, empalambrarse ‘inflamarse’, luego ‘pronto’, pescudar ‘sonsacar arteramente´, etc.
Básicamente, son éstos los apartados más notables que configuran nuestro "léxico diferencial o contrastivo". Se podrían añadir algunas otras secciones, como las formadas por los andalucismos (sardinel, empoya­tarse, embelesarse, barcina, etc.) o por los occidentalismos (peje, carozo, etc.)

Muchas de estas particularida­des están experimentando una considerable regresión. Los modernos medios de comu­nicación y el abandono de muchas tareas y oficios tradicionales conspiran para que triunfe una nivelación cada vez más noto­ria.

Autor: Gonzalo Ortega Ojeda. Profesor Titular de Filología Española, ULL

SOLICITUD DE PLAZA PARA FORMACIÓN BÁSICA DE PERSONAS ADULTAS O BACHILLERATO. Alumnado nuevo ingreso