Introducción: La
modalidad lingüística hablada en Canarias se inscribe en el llamado
español atlántico o meridional. Nuestra variedad forma grupo
común con el andaluz, y con el español de América. El
castellano se implanta en Canarias a lo largo del siglo XV y primeros
años del siglo XVI, una vez se consuman la conquista y colonización
de dicho territorio por parte de Castilla. De modo que ha sido la
virtual identidad de los procesos de anexión lo que explica las
muchas analogías que presenta el español de las Islas con el de
Ultramar. Esas analogías, de forma más concreta, se deben a los
siguientes hechos:
1. Coincidencia en las fechas de la conquista y colonización.
2. La misma procedencia geográfica de los colonos.
3. La relación secular y sostenida entre Canarias y América.
1. Coincidencia en las fechas de la conquista y colonización.
2. La misma procedencia geográfica de los colonos.
3. La relación secular y sostenida entre Canarias y América.
Conviene aclarar que el
español canario presenta una notable diversidad o polimorfismo,
como corresponde a una región físicamente fragmentada y como
corresponde también a unos condicionantes naturales y culturales no
siempre homogéneos en el transcurso de su joven historia. Por eso se
habla de “hablas canarias”.
Rasgos fónicos: Lo
que de verdad interesa comentar en este apartado se refiere a las
consonantes:
1. Seseo
generalizado. Este rasgo se da con carácter genérico en Canarias en
todos los hablantes. La ausencia del fonema zeta ha determinado una
pronunciación particular de la s.
2. Aspiración de la s
en final de sílaba. Es prácticamente general, con excepción de lo
que sucede en la isla de El Hierro. En la isla de Gran Canaria,
cuando la s va seguido de b, d, y g se produce una pérdida de dicho
elemento.
3. Pronunciación
relajada de la j o g.
4. Presencia del
yeísmo. La ll se pronuncia como y.
5. Pronunciación
sonorizada ch.
Los rasgos hasta aquí
considerados se registran en todo el espectro sociocultural de
hablantes. Hay, sin embargo, algunas otras particularidades que se
reducen a grupos sociológicos más específicos. Por ejemplo, la
confusión r - l (Cardero en lugar de caldero) Otro tanto
sucede con la pronunciación aspirada de la r ante n y l (cahne
por carne).
Rasgos gramaticales:
Hay muchas pero la mayor parte de las mismas se limita al pronombre y
al verbo.
Sistema pronominal:
1.º) Ausencia de
vosotros y formas adjuntas. Se sustituye por ustedes.
El paralelismo con América vuelve a ser aquí evidente.
Conviene aclarar que el pronombre vosotros y el uso de vos por
os o el de alguna forma verbal constituyen un rasgo
tradicional de algunas zonas del Archipiélago. En concreto, en
la isla de La Gomera y, antiguamente entre personas de edad avanzada,
en puntos de Tenerife y La Palma, el fenómeno presenta todavía
una apreciable vitalidad.
2.º) Ausencia de leísmo,
laísmo y loísmo. Frente a lo que ocurre en la Península y más
concretamente en Castilla, en Canarias, como también sucede
genéricamente en América, los pronombres personales átonos
implicados en estos fenómenos se emplean a la manera etimológica:
lo, los, la, las como complementos directos y le, les como
complementos indirectos.
Sistema verbal:
1.º) Empleo preferente
del pretérito indefinido. Es una singularidad gramatical compartida
por bastantes modalidades americanas, es un arcaísmo y procede
del español preclásico. En Canarias el tiempo verbal triunfante ha
sido el pretérito simple o indefinido, el pretérito también
llamado perfecto no se usa aquí, como en castellano.
2.º) Sustitución de las
formas propias del imperativo. En el imperativo, además de la
no presencia de las formas de segunda persona del plural, es muy
común - pero no exclusiva - la sustitución de las formas propias
por las del presente de indicativo ("me compras el periódico",
"me traen los trabajos en un sobre cerrado").
Los restantes fenómenos
verbales destacables de nuestro archipiélago no suelen afectar a
todos los hablantes, sino a los usuarios del nivel popular. Entre
ellos sobresalen algunos casos de asociación analógica (como usar
lleguemos por llegamos o póngamos por pongamos). Tales
peculiaridades, catalogadas expeditivamente en muchos manuales
como vulgarismos gramaticales, no son, como es sabido,
privativas de esta o aquella modalidad hispánica.
Rasgos léxicos:
1.ª)
Portuguesismos. El importante asentamiento de colonos portugueses en
nuestras islas hasta el siglo XVII, vinculado a los oficios de
marineros, azucareros, agricultores,..., propició la incorporación
de un nutrido contigente de voces de procedencia lusa: enchumbar,
magua, liña, leito, emborrallarse, maresía, engodar, perlujo,
...
2.ª) Americanismos. Los
contactos históricos con América han supuesto, como en otras
parcelas de la cultura, una influencia en las dos direcciones. Por
eso es a veces difícil saber si determinadas palabras compartidas
partieron de una orilla o de la otra del Atlántico: papa, guagua,
guataca, guanajo, gandola, bemba, machango, sambumbiar, etc.
3.ª) Guanchismos. La
acción conquistadora y colonizadora, como ocurre por norma en estos
casos, eliminó una parte importantísima de los bienes culturales
de los pobladores prehispánicos de Canarias. Sin embargo, asociado a
determinadas parcelas, particularmente a la ganadería caprina y a la
botánica, ha quedado, excepción hecha, claro es, de los
nombres propios toponímicos, un puñado estimable de voces de
este origen: baifo, tafor, tajorase, tajinaste, tagasaste,
tabaiba, tedera, gofio, tagora, ...
4.ª) Arcaísmos. El
hecho de constituir Canarias un área marginal a la que, por
consiguiente, las irradiaciones innovadoras procedentes de las zonas
centrales llegan con retraso, ha significado que se haya mantenido en
las Islas una serie de voces y acepciones ya desaparecidas o muy
languidecientes en la Península. Muchos vocablos genuinamente
castellanos conservan entre nosotros un vigor indiscutible, que
contrasta con su agónica presencia peninsular. Es el caso de voces
como bravo ‘furioso’, curioso ‘cuidadoso,
higiénico’, demorarse ‘tardar, retrasarse’,
liviano ‘ligero’, empalambrarse ‘inflamarse’,
luego ‘pronto’, pescudar ‘sonsacar arteramente´,
etc.
Básicamente, son éstos
los apartados más notables que configuran nuestro "léxico
diferencial o contrastivo". Se podrían añadir
algunas otras secciones, como las formadas por los andalucismos
(sardinel, empoyatarse, embelesarse, barcina, etc.) o por los
occidentalismos (peje, carozo, etc.)
Muchas de estas particularidades están experimentando una considerable regresión. Los modernos medios de comunicación y el abandono de muchas tareas y oficios tradicionales conspiran para que triunfe una nivelación cada vez más notoria.
Muchas de estas particularidades están experimentando una considerable regresión. Los modernos medios de comunicación y el abandono de muchas tareas y oficios tradicionales conspiran para que triunfe una nivelación cada vez más notoria.
Autor: Gonzalo Ortega Ojeda. Profesor Titular de Filología Española, ULL
Artículo completo en:
http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/culturacanaria/lengua/lengua.htm

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