miércoles, 11 de noviembre de 2015

TRADICIONES ESTUDIANTILES: LA FUGA DE SAN DIEGO


Cuentan las crónicas que en marzo del año 1919 llegó al Instituto de Canarias, sito en La Laguna un catedrático de Física y Química, procedente de la península, con fama de hueso que al final de curso, la acreditó. Al mes de comenzar el curso siguiente, comunicó a sus alumnos la fecha para un examen, el 13 de noviembre, armándose un fuerte alboroto en la clase, preguntando el motivo -los alumnos le comentaron que ese día se celebraba cerca del Instituto, junto a un monte cercano, la romería de San Diego y era costumbre, aceptada por la dirección, tomarse el día de campo.
Don Diego Ximénez de Cisneros, así se llamaba el cátedro, les dijo que él tenía otra tradición: poner un examen en su onomástica y celebrarlo así con sus alumnos. Ante la intransigencia del profesor, los alumnos acordaron establecer el día de San Diego, día de FUGA y asistir a la romería del santo cercano. En los encerados de clase se escribió a modo de soflama:
"Día de San Diego
fuga general
las buenas costumbres
hay que respetar"
Dicen que el director del centro, Don Agustín Cabrera Díaz con cara de pocos amigos, hizo la vista gorda, y hala... todos a la romería. Al curso siguiente se reprodujo la jugada, pero esta vez en los encerados y pizarras, se leía:
"Día de Don Diego
cero general
la malas costumbres
se han de terminar".
No se amedrentó nadie, ni los becarios...y así se repitió en los cursos sucesivos, originando la tradición de la Fuga de San Diego, que cumple este noviembre 96 años y lo que empezó en el Instituto de Canarias (hoy, Cabrera Pinto) se extendió en los 60 a las facultades y colegios universitarios de La Laguna.
Actualmente la fuga está "permitida" en toda Canarias y a todos los niveles educativos, convirtiéndose en un deambular sin sentido de pandillas propicias a la gamberrada, tirando huevos por doquier. También ha desaparecido la Romería de San Diego en La Laguna, si bien, como se dice ahora, comienzan a verse brotes verdes… auspiciados por algunos profesores actuales, "fugones" de antaño, que quieren recuperar el sentido de la fuga organizando actividades de recuperación de la misma.
¿Cuántos cuentas tú?
Como ocurre con casi todas las tradiciones, la fuga de San Diego también va acompañada de una leyenda: quien logre contar todos los botones de la escultura de Juan de Ayala, fundador de la ermita, aprobará el curso. Por eso, nada más entrar en la ermita, los escolares se apelotonan en torno a la escultura y recorren cada centímetro de su talle para no perder ni uno de los botones.

Tomado de: http://blogdesemi.blogspot.com.es/2009/11/fuga-de-san-diego.html

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