Cuentan las crónicas que
en marzo del año 1919 llegó al Instituto de Canarias, sito en La
Laguna un catedrático de Física y Química, procedente de la
península, con fama de hueso que al final de curso, la acreditó. Al
mes de comenzar el curso siguiente, comunicó a sus alumnos la fecha
para un examen, el 13 de noviembre, armándose un fuerte alboroto en
la clase, preguntando el motivo -los alumnos le comentaron que ese
día se celebraba cerca del Instituto, junto a un monte cercano, la
romería de San Diego y era costumbre, aceptada por la dirección,
tomarse el día de campo.
Don Diego Ximénez de
Cisneros, así se llamaba el cátedro, les dijo que él tenía otra
tradición: poner un examen en su onomástica y celebrarlo así con
sus alumnos. Ante la intransigencia del profesor, los alumnos
acordaron establecer el día de San Diego, día de FUGA y asistir a
la romería del santo cercano. En los encerados de clase se escribió
a modo de soflama:
"Día de San Diego
fuga general
las buenas costumbres
hay que respetar"
Dicen que el director del
centro, Don Agustín Cabrera Díaz con cara de pocos amigos, hizo la
vista gorda, y hala... todos a la romería. Al curso siguiente se
reprodujo la jugada, pero esta vez en los encerados y pizarras, se
leía:
"Día de Don Diego
cero general
la malas costumbres
se han de terminar".
No se amedrentó nadie,
ni los becarios...y así se repitió en los cursos sucesivos,
originando la tradición de la Fuga de San Diego, que cumple este
noviembre 96 años y lo que empezó en el Instituto de Canarias (hoy,
Cabrera Pinto) se extendió en los 60 a las facultades y colegios
universitarios de La Laguna.
Actualmente la fuga está
"permitida" en toda Canarias y a todos los niveles
educativos, convirtiéndose en un deambular sin sentido de pandillas
propicias a la gamberrada, tirando huevos por doquier. También ha
desaparecido la Romería de San Diego en La Laguna, si bien, como se
dice ahora, comienzan a verse brotes verdes… auspiciados por
algunos profesores actuales, "fugones" de antaño, que
quieren recuperar el sentido de la fuga organizando actividades de
recuperación de la misma.
¿Cuántos cuentas tú?
Como ocurre con casi
todas las tradiciones, la fuga de San Diego también va acompañada
de una leyenda: quien logre contar todos los botones de la escultura
de Juan de Ayala, fundador de la ermita, aprobará el curso. Por eso,
nada más entrar en la ermita, los escolares se apelotonan en torno a
la escultura y recorren cada centímetro de su talle para no perder
ni uno de los botones.
Tomado de: http://blogdesemi.blogspot.com.es/2009/11/fuga-de-san-diego.html
Tomado de: http://blogdesemi.blogspot.com.es/2009/11/fuga-de-san-diego.html

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