Atrás quedaron los años
en que tartesios y fenicios descubrieron las Canarias. No fue sino
hasta la Edad Media, con la revolución marítima, cuando estas islas
comenzaron a alcanzar una importancia y nombre que hasta entonces no
habían tenido. Las conocidas por entonces como Islas Afortunadas fue
objetivo de las expediciones de todas las grandes potencias marítimas
de la época, desde genoveses, hasta mallorquines, catalanes,
andaluces, vascos o lusitanos. Las leyendas o las historias hablaban
de sus grandes riquezas, y en aquellos tiempos de conquistas, no
podían pasar inadvertidas.
En mayo de 1402,
Béthencourt y La Salle zarparon rumbo a Lanzarote, a la que
conquistaron y desde donde hicieron expediciones a El Hierro (en 1405
derrotaron a los indígenas locales, los bimbaches) y
Fuerteventura (desembarcaron en 1402 y conquistaron a los majoreros).
Mientras, iban comenzando los contactos con la Corona de Castilla en
busca de una financiación que les permitiera nuevas expediciones.
Años después, Béthencourt cedió sus dominios a su sobrino Maciot
y éste, a su vez, se los vendió al conde de Niebla y éste a las
familias andaluzas de Casas, Pedraza y García de Herrera.
Precisamente fue Díaz de Pedraza, en 1450, quien conquistó otra de
las islas, La Gomera.
Momento importante fue el
de la firma del Tratado de Alcaçovas-Toledo por el que Portugal y
Castilla acordaron el reparto de las posesiones atlánticas, de modo
que el Reino de Portugal se quedó con las Madeira, Azores y Cabo
Verde, mientras que la Corona de Castilla se quedó con las Islas
Canarias. 1478 fue el año de la incorporación de las Islas Canarias
a la Corona de Castilla. De ese modo las islas pasaron a ser tierras
de realengo, es decir, tierras que eran administradas por los reyes y
no por los señores de ninguna familia.
Con Lanzarote,
Fuerteventura, El Hierro y La Gomera bajo gobierno castellano, los
ojos se volvieron hacia las tres islas restantes, Gran Canaria, La
Palma y Tenerife. Se recabó dinero de la Iglesia Católica, mediante
las bulas papales de indulgencia; de los mercaderes italianos y de
empresas particulares que buscaban tener privilegios tras la
conquista, y así comenzaría la conquista definitiva de las
Canarias.
En 1496 Tenerife se
considera conquistado y bajo el gobierno de la Corona de Castilla por
lo que se da por finalizada la conquista de las islas Canarias. Casi
100 años duró la lucha el saqueo y la apropiación de la tierra a
una cultura que luchó por seguir siendo libre.

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