El origen de la fiesta de
las Fallas se remonta a la antigua tradición de los carpinteros de
la ciudad, que en vísperas de la fiesta de su patrón San José,
quemaban frente a sus talleres, en las calles y plazas públicas, los
trastos inservibles junto con los artilugios de madera que empleaban
para elevar los candiles que les iluminaban mientras trabajaban en
los meses de invierno. Por ese motivo el día de la cremà (momento
en el que arden los monumentos falleros) siempre coincide con el día
19, Festividad de San José.
En el siglo XVIII, las
Fallas se reducían a piras de materiales combustibles que recibían
el nombre de fallas y quemaban al anochecer de la víspera de San
José. Estas fallas fueron evolucionando y cargándose de sentido
crítico e irónico, mostrándose sobre todo en los monumentos
falleros escenas que reproducían hechos sociales censurables.
Sobre 1870 se persiguió
duramente los festejos populares como el Carnaval y las Fallas. Esta
presión provocó que en 1885 surgiera un movimiento en defensa de
las tradiciones típicas, otorgando la revista "La Traca"
premios a los mejores monumentos falleros. Este hecho provocó la
competición entre los vecinos y dio lugar al nacimiento de la falla
artística, donde no desaparecía la crítica, pero predominaba la
preocupación estética.
En 1901, el propio
Ayuntamiento de Valencia, otorgó los primeros premios municipales a
las mejores fallas. Este fue el comienzo de la unión entre el pueblo
y el poder político, evolucionando con pasos agigantados esta fiesta
popular en número, estructura y organización.
En 1929, se creó el
primer concurso de carteles para hacer promoción a la fiesta y en
1932 se instauró la Semana Fallera. Fue en estos años cuando las
Fallas se convirtieron en la fiesta mayor de la Comunitat Valenciana,
llegando en la actualidad a quemarse más de setecientas fallas entre
grandes y pequeñas, sólo en la ciudad de Valencia.
En los albores del
invierno, la ciudad se tiñe del color de las flores y de la pólvora
para recibir la primavera y a más de un millón de visitantes, que
entre la música de las bandas y el estruendo de las mascletàs
recorren los monumentos falleros, este año más de 700. Sin embargo,
no hay que olvidar que durante esos días, también se puede visitar
la Ciudad de las Artes y las Ciencias e incluso descubrir el alma
marinera de la ciudad degustando una buena paella después de la
mascletà.
El día 15 de marzo
empieza la plantà y el 16 a las ocho de la mañana ya está cada
falla en su lugar, más de 700 monumentos algunos de 25 metros de
altura.

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