domingo, 18 de marzo de 2018

Las Fallas de Valencia y San José


El origen de la fiesta de las Fallas se remonta a la antigua tradición de los carpinteros de la ciudad, que en vísperas de la fiesta de su patrón San José, quemaban frente a sus talleres, en las calles y plazas públicas, los trastos inservibles junto con los artilugios de madera que empleaban para elevar los candiles que les iluminaban mientras trabajaban en los meses de invierno. Por ese motivo el día de la cremà (momento en el que arden los monumentos falleros) siempre coincide con el día 19, Festividad de San José.
En el siglo XVIII, las Fallas se reducían a piras de materiales combustibles que recibían el nombre de fallas y quemaban al anochecer de la víspera de San José. Estas fallas fueron evolucionando y cargándose de sentido crítico e irónico, mostrándose sobre todo en los monumentos falleros escenas que reproducían hechos sociales censurables.
Sobre 1870 se persiguió duramente los festejos populares como el Carnaval y las Fallas. Esta presión provocó que en 1885 surgiera un movimiento en defensa de las tradiciones típicas, otorgando la revista "La Traca" premios a los mejores monumentos falleros. Este hecho provocó la competición entre los vecinos y dio lugar al nacimiento de la falla artística, donde no desaparecía la crítica, pero predominaba la preocupación estética.
En 1901, el propio Ayuntamiento de Valencia, otorgó los primeros premios municipales a las mejores fallas. Este fue el comienzo de la unión entre el pueblo y el poder político, evolucionando con pasos agigantados esta fiesta popular en número, estructura y organización.
En 1929, se creó el primer concurso de carteles para hacer promoción a la fiesta y en 1932 se instauró la Semana Fallera. Fue en estos años cuando las Fallas se convirtieron en la fiesta mayor de la Comunitat Valenciana, llegando en la actualidad a quemarse más de setecientas fallas entre grandes y pequeñas, sólo en la ciudad de Valencia.
En los albores del invierno, la ciudad se tiñe del color de las flores y de la pólvora para recibir la primavera y a más de un millón de visitantes, que entre la música de las bandas y el estruendo de las mascletàs recorren los monumentos falleros, este año más de 700. Sin embargo, no hay que olvidar que durante esos días, también se puede visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias e incluso descubrir el alma marinera de la ciudad degustando una buena paella después de la mascletà.
El día 15 de marzo empieza la plantà y el 16 a las ocho de la mañana ya está cada falla en su lugar, más de 700 monumentos algunos de 25 metros de altura.


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