Santiago de Compostela es
la capital de la Comunidad Autónoma de Galicia; una ciudad declarada
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su belleza
monumental, extraordinaria conservación y por ser meta de una
milenaria ruta de peregrinación: el Camino de Santiago, que desde el
siglo IX transformó este paraje del finis terrae en punto de
encuentro de la fe y el pensamiento del mundo occidental.
Santiago de Compostela es
una aparición de piedra entre los verdes bosques del Noroeste
español y las cercanas rías gallegas. Comenzó por ser lugar de
paso junto a una vía romana, pero el descubrimiento de la tumba del
Apóstol Santiago a principios del siglo IX hizo surgir un lugar de
culto en los confines de una península dominada por la invasión
musulmana. Desde entonces toda Europa se echó a andar hacia
Santiago, ciudad santa de la cristiandad en la que les esperaba la
gracia de la absolución plenaria. Allí emergió una catedral
románica a la que el transcurrir de los siglos quiso añadir la
sobriedad del Renacimiento y la majestuosidad de un Barroco. Es una
urbe, hecha del granito de sus monasterios, sus hospitales de
peregrinos, sus numerosas iglesias, sus casas señoriales y unas
plazas en las que el tiempo escogió quedarse detenido.
Los orígenes. Con
anterioridad al siglo IX, la ciudad de Santiago no existía como tal.
Sin embargo, las excavaciones arqueológicas han demostrado que en el
lugar que hoy ocupa la ciudad histórica, se asentaba una villa
romana que pudo alcanzar una cierta importancia y que persistió
hasta el siglo VII. Junto al recinto amurallado de la "civitas"
romana se erigió, en el siglo I, el mausoleo pagano que más
adelante daría origen a la catedral.
La Fundación de la
Ciudad. En los primeros años del siglo IX el obispo de Teodomiro,
por indicación de un eremita llamado Pelagio, examina el mausoleo
que reconoce como el del Apóstol Santiago, basándose en la
tradición oral según la cual Santiago había predicado en el "finis
terrae" hispano y sufrido martirio tras su regreso a
Palestina. Los discípulos Atanasio y Teodoro trajeron de nuevo su
cuerpo decapitado, y para ello desembarcaron en Iria Flavia, a veinte
km, y lo trasladaron hasta el monte Libredón, donde lo enterraron en
un arca de piedra, dice la leyenda.
El rey asturiano Alfonso
II se trasladó desde Oviedo con toda su corte y reconoció la
existencia del sepulcro del Apóstol Santiago, declarándolo en ese
mismo momento Santo Patrón del reino y convirtiendo el lugar en el
centro de un culto capaz de aglutinar la cristiandad de Occidente
frente a la expansión musulmana. La fundación de la ciudad se data
en el año 830. También se construye la primera iglesia de Santiago,
un sencillo templo que acogía en su interior el mausoleo de época
romana.

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