domingo, 21 de febrero de 2016

Un cuarto de siglo de la pesadilla de Dámaso

Un cuarto de siglo de la pesadilla de Dámaso
Si hay un delincuente que se ganó la fama a pulso en la historia criminal del Archipiélago ese es sin duda Dámaso Rodríguez Martín, El Brujo. Puso en jaque a las fuerzas del orden durante 31 días tras no regresar de un permiso penitenciario, por el que cumplía condena por un asesinato y la violación de una mujer. En su alocada huida, violó y asesinó a una pareja de alemanes y sembró el terror de toda la Isla en plenos carnavales. Logró burlar el cerco que la Policía tenía sobre su domicilio en El Batán y entrar en casa de una vecina, a la que agredió sexualmente. Pero terminó cayendo hará el viernes 19 de febrero 25 años.
Dámaso vino al mundo el 11 de diciembre de 1944, en el lugar conocido como Las Montañas, El Batán. Su familia, humilde como las de la zona, intentan darle la mejor educación pero el joven está más interesado en llevar otra vida.
Ingresa en prisión por primera vez el 15 de enero de 1962. Tiene 17 años y es acusado de un robo. En septiembre de 1963, sale de la cárcel y un año después decide enrolarse en la Legión y es destinado al Sahara. En 1966, se licencia y regresa nuevamente a Las Mercedes, donde contrae matrimonio en 1967. La vida durante estos años transcurre sin mayores contratiempos y tiene dos hijas con su esposa.
El 8 de noviembre de 1981 agrede a una pareja en El Moquinal, matando al hombre con una pistola que había robado días antes del coche de un suboficial del Ejército de Tierra y violando a la mujer. Dámaso fue condenado por estos hechos a treinta años de reclusión mayor por un delito de asesinato y a veinte años de reclusión menor por la violación.
De un permiso carcelario que le concedieron decide no regresar, esto fue el 19 de enero de 1991. Roba una escopeta de caza a su suegro obsesionado con matar a su mujer. El 24 de enero la Guardia Civil encuentra a una pareja de alemanes que había asesinado en una zona abrupta del Roque de El Moquinal.

Estuvo buscado hasta que el día 19 de febrero lo encontraron en una casa de Solís. Después de un intercambio de disparos se suicida con la escopeta que había robado. Hasta ese momento vivió oculto y cometiendo varios robos y alguna agresión por la zona de Anaga a la vez que eludía a la gran cantidad de policías que lo buscaban, incluso vinieron de la península miembros del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil.

Más en:
- (http://www.laopinion.es/sucesos/2016/02/14/brujo-bestia-moquinal/655875.html Antonio Herrero, La Opinión de Tenerife, 15.02.2016)

- http://eldia.es/sociedad/2016-02-21/6-Ano-despues-Damaso-Brujo.htm (Silvia Curbelo, El Día, 21/02/2016)
__________________________________

lunes, 15 de febrero de 2016

Miércoles de Ceniza. Entierro de la sardina

Cuaresma:
La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo. La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza la prueba de Jesús al permanecer durante 40 días en el desierto previos a su misión pública. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, los 40 años de la marcha del pueblo israelita por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo del tiempo de Cuaresma, los cristianos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene seis domingos. No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. El color litúrgico asociado a este período es el morado, asociado al duelo, la penitencia y el sacrificio a excepción del cuarto domingo que se usa el color rosa y el Domingo de Ramos en el que se usa el color rojo referido a la Pasión del Señor.
Miércoles de Ceniza:
El Miércoles de Ceniza es el primer día de la Cuaresma. Se celebra cuarenta días antes del Domingo de Ramos. La ceniza, cuya imposición constituye el rito característico de esta celebración litúrgica, se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior. El simbolismo de la ceniza se relaciona con el hecho de ser el residuo frío y polvorento de la combustión, lo que persiste luego de la extinción del fuego. La ceniza simboliza la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas, la nulidad de las criaturas frente a su Creador, el arrepentimiento y la penitencia. (http://ec.aciprensa.com/wiki/)
Origen del entierro de la sardina:
Al rey Carlos III (1716–1788), celoso guardián de las tradiciones cristianas, se le ocurrió organizar una fiesta un Miércoles de Ceniza, con el propósito de que el pueblo cumpliera con el deber de no comer carne durante la Cuaresma. A la fiesta, mandó llevar sardinas para paliar el hambre, pero hizo tanto sol ese día que empezaron a descomponerse hasta el punto de que el mal olor que desprendían impidió que se pudieran comer. Cuando los cocineros destaparon las cajas de sardinas se desprendió tal hedor que el rey ordenó que las sardinas fueran enterradas inmediatamente en la Casa de Campo, donde seguiría la fiesta. Este hecho, lejos de aguar la fiesta, la animó, ya que el pueblo organizó, con no poco buen humor, el entierro de las sardinas putrefactas y, con ello, se deshicieron de su mal olor. En vez de cumplir con el proyecto inicial de enterrar la carne, los madrileños de entonces enterraron el pescado.Y allí se inició la tradición del entierro de la sardina. Desde entonces, año tras año, se celebra esta curiosa procesión.

lunes, 1 de febrero de 2016

La Virgen de Candelaria

Según relata Fray Alonso de Espinosa, iban dos pastores guanches a encerrar su ganado a las cuevas cuando notaron que el ganado se remolinaba y no quería entrar. Buscando la causa miraron hacia la desembocadura del Barranco de Chimisay y vieron sobre una peña, cerca del mar, la figura de una mujer. Como estaba prohibido a los hombres hablar o acercarse a las mujeres en despoblado, le hicieron señas para que se retirase a fin de que pasase el ganado. Uno quiso tirarle una piedra pero el brazo se le quedó yerto y sin movimiento. El otro pastor quiso herirla con su cuchillo. Pero en lugar de herirla, quedó herido él mismo. Asustados, huyeron los dos pastores a la cueva del mencey Acaymo, para referirle lo acontecido. El mencey acudió con sus consejeros. Ella no respondía pero nadie se atrevía a tocarla. El mencey decidió que fuesen los mismos dos pastores ya heridos quienes la recogieran para llevarla al palacio. Al contacto con la imagen, quedaron sanados. El mencey comprendió que aquella mujer con un niño en brazos era cosa sobrenatural. El mismo rey entonces quiso llevarla en sus brazos, pero después de un trecho, por el peso, necesitó pedir socorro. Por eso en lugar de la aparición hay hoy día una cruz y en el lugar donde el mencey pidió socorro, un santuario a la virgen del Socorro. La llevaron a una cueva cerca del palacio del rey hoy convertida en capilla. Más tarde un joven llamado Antón Guanche, que había sido esclavo de los castellanos y había logrado escapar y regresar a la isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. Él, habiendo sido bautizado le relató al mencey y a su corte la fe cristiana. Así llegaron a conocer a la Virgen María como "La Madre del sustentador del cielo y tierra", en el idioma Guanche: Chaxiraxi, y la trasladaron a la Cueva de Achbinico para veneración pública.
En 1497 el conquistador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo, celebró en la Cueva de San Blas la primera Fiesta de las Candelas, coincidiendo ésta con la Festividad de la Purificación de la Virgen (Fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo*). Considerado este acontecimiento, como el inicio de la devoción cristiana a la advocación mariana de La Candelaria. En 1526 se edificó un santuario por los muchos prodigios que Dios obraba por Nuestra Señora de la Candelaria.
El culto a la Virgen de Candelaria tuvo desde estos primeros tiempos tras la colonización una grandísima difusión por todas las islas del archipiélago, culto difundido sobre todo por la Orden Dominica, que aún custodia su Santuario.
El 2 de febrero de 1672 se consagró la primera iglesia de la Candelaria, dada la pequeña capacidad y estado ruinoso del santuario anterior. Dicho templo fue destruido por un incendio el 15 de febrero de 1789, Solo pudieron salvar la imagen de la Virgen y otras tallas, que albergaron en la cueva de San Blas, donde permanecieron 14 años.
En la noche del 6 al 7 de noviembre de 1826 la imagen se perdió víctima de una inundación que ocasionó numerosos destrozos, arrastrando al mar la imagen de la Virgen, la ermita y parte del convento. Después de una búsqueda infructuosa se decidió encargar una nueva talla que sustituyera a la desaparecida. Para ello se eligió al imaginero orotavense Fernando Estévez, esta imagen es la que hoy se puede ver en la Basílica de la Virgen.
En 1947 fue nombrado obispo de Tenerife Domingo Pérez Cáceres, que impulsó la construcción de una basílica monumental que magnificara la devoción por la Virgen, su construcción terminó en 1959.

SOLICITUD DE PLAZA PARA FORMACIÓN BÁSICA DE PERSONAS ADULTAS O BACHILLERATO. Alumnado nuevo ingreso