lunes, 1 de febrero de 2016

La Virgen de Candelaria

Según relata Fray Alonso de Espinosa, iban dos pastores guanches a encerrar su ganado a las cuevas cuando notaron que el ganado se remolinaba y no quería entrar. Buscando la causa miraron hacia la desembocadura del Barranco de Chimisay y vieron sobre una peña, cerca del mar, la figura de una mujer. Como estaba prohibido a los hombres hablar o acercarse a las mujeres en despoblado, le hicieron señas para que se retirase a fin de que pasase el ganado. Uno quiso tirarle una piedra pero el brazo se le quedó yerto y sin movimiento. El otro pastor quiso herirla con su cuchillo. Pero en lugar de herirla, quedó herido él mismo. Asustados, huyeron los dos pastores a la cueva del mencey Acaymo, para referirle lo acontecido. El mencey acudió con sus consejeros. Ella no respondía pero nadie se atrevía a tocarla. El mencey decidió que fuesen los mismos dos pastores ya heridos quienes la recogieran para llevarla al palacio. Al contacto con la imagen, quedaron sanados. El mencey comprendió que aquella mujer con un niño en brazos era cosa sobrenatural. El mismo rey entonces quiso llevarla en sus brazos, pero después de un trecho, por el peso, necesitó pedir socorro. Por eso en lugar de la aparición hay hoy día una cruz y en el lugar donde el mencey pidió socorro, un santuario a la virgen del Socorro. La llevaron a una cueva cerca del palacio del rey hoy convertida en capilla. Más tarde un joven llamado Antón Guanche, que había sido esclavo de los castellanos y había logrado escapar y regresar a la isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. Él, habiendo sido bautizado le relató al mencey y a su corte la fe cristiana. Así llegaron a conocer a la Virgen María como "La Madre del sustentador del cielo y tierra", en el idioma Guanche: Chaxiraxi, y la trasladaron a la Cueva de Achbinico para veneración pública.
En 1497 el conquistador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo, celebró en la Cueva de San Blas la primera Fiesta de las Candelas, coincidiendo ésta con la Festividad de la Purificación de la Virgen (Fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo*). Considerado este acontecimiento, como el inicio de la devoción cristiana a la advocación mariana de La Candelaria. En 1526 se edificó un santuario por los muchos prodigios que Dios obraba por Nuestra Señora de la Candelaria.
El culto a la Virgen de Candelaria tuvo desde estos primeros tiempos tras la colonización una grandísima difusión por todas las islas del archipiélago, culto difundido sobre todo por la Orden Dominica, que aún custodia su Santuario.
El 2 de febrero de 1672 se consagró la primera iglesia de la Candelaria, dada la pequeña capacidad y estado ruinoso del santuario anterior. Dicho templo fue destruido por un incendio el 15 de febrero de 1789, Solo pudieron salvar la imagen de la Virgen y otras tallas, que albergaron en la cueva de San Blas, donde permanecieron 14 años.
En la noche del 6 al 7 de noviembre de 1826 la imagen se perdió víctima de una inundación que ocasionó numerosos destrozos, arrastrando al mar la imagen de la Virgen, la ermita y parte del convento. Después de una búsqueda infructuosa se decidió encargar una nueva talla que sustituyera a la desaparecida. Para ello se eligió al imaginero orotavense Fernando Estévez, esta imagen es la que hoy se puede ver en la Basílica de la Virgen.
En 1947 fue nombrado obispo de Tenerife Domingo Pérez Cáceres, que impulsó la construcción de una basílica monumental que magnificara la devoción por la Virgen, su construcción terminó en 1959.

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