Cuaresma:
La
Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo.
La duración de cuarenta días proviene de varias referencias
bíblicas y simboliza la prueba de Jesús al permanecer durante 40
días en el desierto previos a su misión pública. También
simbolizan los 40 días que duró el diluvio, los 40 años de la
marcha del pueblo israelita por el desierto y los 400 años que duró
la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo del tiempo de
Cuaresma, los cristianos son llamados a reforzar su fe mediante
diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene seis
domingos. No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y
recogido. El color litúrgico asociado a este período es el morado,
asociado al duelo, la penitencia y el sacrificio a excepción del
cuarto domingo que se usa el color rosa y el Domingo de Ramos en el
que se usa el color rojo referido a la Pasión del Señor.
Miércoles
de Ceniza:
El
Miércoles de Ceniza es el primer día de la Cuaresma. Se celebra
cuarenta días antes del Domingo de Ramos. La ceniza, cuya imposición
constituye el rito característico de esta celebración litúrgica,
se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo
de Ramos del año anterior. El simbolismo de la ceniza se relaciona
con el hecho de ser el residuo frío y polvorento de la combustión,
lo que persiste luego de la extinción del fuego. La ceniza simboliza
la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas, la
nulidad de las criaturas frente a su Creador, el arrepentimiento y la
penitencia. (http://ec.aciprensa.com/wiki/)
Origen
del entierro de la sardina:
Al
rey Carlos III (1716–1788), celoso guardián de las tradiciones
cristianas, se le ocurrió organizar una fiesta un Miércoles de
Ceniza, con el propósito de que el pueblo cumpliera con el deber de
no comer carne durante la Cuaresma. A la fiesta, mandó llevar
sardinas para paliar el hambre, pero hizo tanto sol ese día que
empezaron a descomponerse hasta el punto de que el mal olor que
desprendían impidió que se pudieran comer. Cuando los cocineros
destaparon las cajas de sardinas se desprendió tal hedor que el rey
ordenó que las sardinas fueran enterradas inmediatamente en la Casa
de Campo, donde seguiría la fiesta. Este hecho, lejos de aguar la
fiesta, la animó, ya que el pueblo organizó, con no poco buen
humor, el entierro de las sardinas putrefactas y, con ello, se
deshicieron de su mal olor. En vez de cumplir con el proyecto inicial
de enterrar la carne, los madrileños de entonces enterraron el
pescado.Y allí se inició la tradición del entierro de la sardina.
Desde entonces, año tras año, se celebra esta curiosa procesión.

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