jueves, 31 de marzo de 2016

Cambio de hora

El horario de verano es el horario que sigue la convención por la cual se adelantan los relojes para usar más la luz diurna. Normalmente los relojes se adelantan una hora a principios de la primavera y se retrasan de nuevo en otoño. El horario de verano moderno fue propuesto por primera vez por Benjamin Franklin. Se empleó ampliamente por primera vez en 1916, durante la Primera Guerra Mundial, para ahorrar carbón. A pesar de las controversias, muchos países lo vienen empleando desde entonces. Los detalles horarios difieren dependiendo del país y a veces son modificados.
El añadir tiempo de luz diurna a las tardes beneficia al comercio, a la práctica deportiva y otras actividades a las que favorece la presencia de luz tras la jornada laboral, pero puede ocasionar problemas a la agricultura y a otras ocupaciones que dependen del tiempo de exposición a la luz solar. El incremento vespertino de luz puede ayudar a disminuir los accidentes de tráfico, pero sus efectos sobre la salud y la incidencia del crimen están menos claros. Se dice que mediante el horario de verano se ahorra energía eléctrica al reducirse la necesidad de iluminación artificial, pero las evidencias que lo apoyan son débiles, dado que el horario de verano puede estimular la aparición de picos de demanda, lo que incrementa los costes.
Por otra parte, los cambios de horario dificultan la percepción del tiempo y pueden causar problemas de sueño a las personas, así como trastocar reuniones, viajes, facturación de equipaje, el mantenimiento de registros, dispositivos médicos y el uso de maquinaria pesada.
Pero hay otro problema. En España desde marzo de 1940 vivimos en invierno con el horario de verano, porque en aquella fecha, en plena Segunda Guerra Mundial, el régimen de Franco decidió adelantar la hora oficial 60 minutos para sincronizarla con la de Alemania. Y desde entonces ni el propio Franco ni los sucesivos gobiernos democráticos volvieron a colocar la hora de España en el sitio que le corresponde, que es el del tiempo del Meridiano de Greenwich, el mismo que tienen el Reino Unido y Portugal. No sólo no se corrigió la medida, sino que sin tener en cuenta el error del cambio de hora heredado desde 1940, cuando la Unión Europea ordenó a los países miembros la implantación del horario de verano, en España se decidió aplicarlo sin más. Es decir, se decidió avanzar los relojes 60 minutos más sobre los 60 que ya se adelantaron en la dictadura. Eso es lo que explica por qué desde el último domingo de marzo al último de octubre en España vamos dos horas por delante de nuestro horario solar, y que de octubre a marzo, con el invierno entero incluido, estemos una hora por delante. Dicho de otra forma, España tiene en invierno el horario de verano y en verano no se sabe muy bien el qué.

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