El Monasterio de las
monjas clarisas es el primer convento femenino que se funda en el
Archipiélago canario, con cuatro monjas procedentes del Monasterio
de San Antonio de Baeza y seis del Regina Coeli, de Sanlúcar de
Barrameda. Llegaron al puerto de Santa Cruz el 20 de febrero de 1547
y los gastos del viaje fueron costeados por el Cabildo de la Isla.
Fue fundado con el nombre de San Juan Bautista. La idea de crear un
cenobio de religiosas en La Laguna surge desde 1524 por iniciativa
del Cabildo de Tenerife, a la vez que D. Alonso Fernández de Lugo,
Comendador de la Orden de Cristo (hijo del conquistador D. Bartolomé
Benítez) deja en su testamento dos mil doblas de oro para la
fundación de un convento femenino. Se llega al acuerdo de que los
franciscanos cedieran el monasterio de San Miguel de las Victorias a
la orden femenina, trasladándose ellos al hospital de San Sebastián
(actual asilo de ancianos). No obstante, en 1572, los frailes
solicitaron en su favor que se les devolviese su antigua casa; tras
un largo pleito pidiendo la restitución de su convento de San
Miguel, la querella finaliza con la sentencia del Sumo Pontífice Pío
V a favor de estos. En 1575, Olalla Fonte del Castillo ,viuda del
regidor D. Juan Fiesco Nisardo, se comprometió a levantarles
convento e iglesia a las clarisas, (segunda Orden franciscana fundada
en 1212); y tomaron posesión del mismo el 21 de diciembre de 1577,
cuando la mayor parte de los trabajos de adecuación terminan
definitivamente en las casas de doña Olalla. Un incendio destruye
parte del edificio en 1697 pero inmediatamente comienza su
reconstrucción, y la iglesia queda abierta al culto en 1700.
Por tanto la fábrica del
convento en su configuración actual data del siglo XVIII. Posee dos
grandes patios siguiendo la tipología característica de los
claustros monacales en Canarias a base de galerías de madera cuyos
soportes son pies derechos con zapatas. Además existe un tercer
espacio abierto, estrecho y trasero que sigue las mismas
características de los anteriores. Predominan los espacios abiertos
que garantizan la iluminación y aireación de las habitaciones sin
necesidad de abrir vanos al exterior, característico de la
arquitectura conventual. En la zona limítrofe a la calle Anchieta
está ubicado el llamado Beaterio, conjunto de celdas privadas
utilizadas por religiosas profesas. Del exterior destaca el bello
ajimez o mirador de gusto mudéjar que data de 1717. Su Iglesia es de
una sola nave, con presbiterio rectangular, al que se accede por un
arco de medio punto. Especial interés artístico posee la cubierta
de la capilla mayor, una armadura ochavada de influencia mudéjar. En
el almizate, sobresale un bellísimo relieve en talla dorada
realizado durante el primer cuarto del siglo XVIII, con motivo de la
reconstrucción de dicha capilla; en el cual aparecen representados
San Francisco portando entre sus brazos una cruz, y Santa Clara
sosteniendo la custodia y el báculo. Es Bien de Interés Cultural
con la categoría de Monumento desde 1978.
Tras la restauración
acometida por el Ministerio de Fomento, Gobierno de Canarias, Cabildo
Insular de Tenerife y la propia Comunidad, desde 2013 una parte
importante del Convento sirve de sede al Museo de Santa Clara de Asís
para que gran parte de los bienes más preciados que posee pueda ser
observado por el gran público. Lo forman nueve salas. La visita se
inicia en la planta baja con visualización de un vídeo que relata
el ayer y hoy de la vida conventual.
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