miércoles, 25 de enero de 2017

San Antonio Abad

San Antonio Abad decidió dejar a su familia y todos sus bienes para irse a vivir como un ermitaño al desierto. --Descubrió la sabiduría a base de observar a los animales y el amor divino a través de la naturaleza y así se convirtió en el patrón de los animales.
San Antón tiene en cada 17 de enero su día más laborioso, el de la bendición a los animales. Los dueños de mascotas, devotos del patrón, llevan a perros, gatos, canarios y todo tipo de animales, muy engalanados, a recibir la bendición. Una bendición que San Antón les otorgará y que es garantía de salud y bienestar para todo un año.
San Antonio Abad (Egipto, 251–356) era un hombre con muchos bienes que lo dejó todo a los pobres para irse a vivir en soledad al desierto. De familia acomodada, a los veinte años pierde a sus padres y fiel al mensaje evangélico: "Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes, distribuye el dinero a los pobres, y sígueme", se desprende de cuanto tiene y se retira del mundo. Primero se establece en un cementerio cerca de su aldea nativa, en el que registra extraños episodios con demonios en forma de bestias salvajes con los que se bate a muerte. Pero teniendo treinta y cinco años, da una vuelta de tuerca a su vida de eremita, cruza el Nilo, y se retira al monte Pispir en el que pasa veinte años en absoluta soledad, con la escasa ayuda de algunas personas que le lanzan comida por encima del muro de su humilde morada. Allí le salen una serie de discípulos que se establecen en cuevas y cabañas cercanas, formándose una incipiente colonia de ascetas que lo adopta como modelo.
La tradición de bendecir a los animales se cree que data de la época colonial. Dicen que el Santo, San Antón, descubrió la sabiduría a base de observar a los animales y el amor divino a través de la naturaleza y así se convirtió en el patrón de los animales.
Se cuenta que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara.

Murió a la edad de 105 años. Parece que en 561, sus restos fueron descubiertos y trasladados a Alejandría, después a Constantinopla, y finalmente a Vienne de Francia. Las imágenes representan generalmente a San Antonio con una cruz en forma de T, una campanita, un cerdo, y a veces un libro.

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