El tercer viaje: el Paraíso Terrenal
En
mayo de 1496 partió una tercera tentativa de Colón, al mando de una
flota de seis barcos, para demostrar que había llegado a Asia
viajando hacia el oeste. Se encontró con que los españoles de
América se habían rebelado contra su autoridad. El mayor
descubrimiento de este viaje fue la desembocadura del río Orinoco.
Al ser una corriente de agua dulce tan poderosa sólo podría
provenir no de una isla, sino de una enorme extensión, de un nuevo
continente, ya que era evidente que no era Asia. Pero en la cabeza de
Colón sólo cabía la geografía clásica que afirmaba que las
tierras no cubiertas por el mar (África, Asia y Europa) estaban
unidas formando un todo sólo separadas por mares y por un gran
océano que es el que había cruzado por tercera vez entre Europa y
Asia. Colón concluyó que estas nuevas tierras no eran otra cosa
sino el Paraíso Terrenal descrito en la Biblia.
Este
viaje termina sin que el Almirante encuentre (Japón) ni las costa de
China, e incluso ante las noticias de rebeliones y abusos, los reyes
enviarán desde España a poner orden a Francisco de Bobadilla, quien
empezó por retirarle a Colón toda su autoridad en aquellas tierras
y terminó por encarcelar a Colón y sus hermanos. El viaje de vuelta
a la península en el año 1500 lo hizo Colón preso y encadenado.
El cuarto viaje. Muerte de Colón
A
pesar del desastroso final del tercer viaje Colón vio cambiar su
situación y, aunque los reyes no le devolvieron los poderes y
privilegios que le habían concedido, le encargaron un cuarto viaje
iniciado en 1502 con el objetivo de descubrir el paso hacia Asia.
Colón llegará a tocar tierra en la zona de Panamá, pero una vez
más tuvo que regresar sin cumplir sus objetivos. Morirá en
Valladolid en 1506 sin haber conseguido su objetivo, desposeído de
sus cargos y sin saber que había descubierto para los europeos el
“Nuevo Mundo”. Las desgracias de Colón no acabaron con su
muerte, pues al año siguiente de su fallecimiento se publicó un
libro de geografía que incluía un mapa de un cartógrafo alemán
donde se recogían los relatos de un navegante florentino, Américo
Vespucio, que afirmaba que los descubrimientos hechos tras 1492
(él mismo había participado en alguna de las muchas expediciones
españolas) no eran tierras asiáticas sino un nuevo continente. En
ese mapa de 1507 las nuevas tierras aparecen denominadas como América
en su honor, y aunque en España se siguieron llamando Indias
durante siglos, el nuevo nombre se hizo pronto muy popular en otros
países.
